CAZA AL AMANECER

Título: CAZA AL AMANECER .

Canson Infinity® Photo Lustre Premium RC 310 g/m2 100% Alfacelulosa, blanco, microporoso y de acabado lustre. Tintas pigmentadas originales. Papel calidad museo

Tirada: Ilimitada.

Medidas sin enmarcar: 65x80 cm. Aprox.(incluidos 7 cms. de paspartú por cada lado).

Certificado de autenticidad: sello autenticidad Ferrer-Dalmau, número de referencia y sello en seco.

85,00 €
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Descripción
Descripción

MARÍN. En la madrugada del 2 al 3 de noviembre de 1805 una goleta de la Marina mercante española regresa cargada de mercancía de América e intenta entrar en la ría de Pontevedra...; «pero las fragatas inglesas están patrullando la costa. La tripulación de la Alejandra intenta ir por las Cíes para meterse a Pontevedra por la noche, pero no hay suerte, el viento es contrario y todo es una pérdida de tiempo. Amanece y aún están fuera de la ría», comienza a relatar Pérez-Reverte a un auditorio que abarrota el salón de actos de la Escuela Naval y que le escucha ensimismado.

La goleta tiene que enfrentarse entonces a un dilema: huir al sur, donde la alcanzarán los ingleses o «viendo que tengo la ría ahí, con viento favorable, jugármela», relata el escritor. Ese momento de máxima tensión con la goleta exprimiendo sus recursos al máximo tras un viaje de 81 días desde el continente americano es el que recoge la escena pintada por Augusto Ferrer-Dalmau.

«¿Por qué esta escena y no otra? Es una goleta normal y corriente de la Marina mercante que está rompiendo el cerco de aquella época», explica. Es, en realidad, la figura del héroe a la que tantas veces apela Pérez-Reverte. «Siempre hay un justo en Sodoma», reiteró el autor ayer en Marín. La representación de la goleta Alejandra quiere ser un homenaje a Galicia, a sus marineros. «Quería que representara a los marinos de la época, que fuera anónimo y que fuera único», apostilló Reverte.

Quizás por ello en el cuadro no aparecen personas, solo la goleta en primer plano, seguida por las dos fragatas inglesas que quieren apresarla, el mar y allá al fondo la isla de Ons. «Hasta la localización del cuadro es absolutamente rigurosa. Augusto consultó cartas náuticas y derroteros antiguos para situar el barco», añadió, no sin que el autor de la obra intervenga para elogiar la labor de asesoramiento que el escritor le prestó para recrear la escena.

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